Papel de la quimioterapia
La quimioterapia tiene un papel limitado en el tratamiento primario del cáncer localizado, siendo la base del tratamiento de los tumores diseminados, en los cuales la cirugía y la radioterapia tienen escaso valor. El tratamiento del cáncer diseminado incluye varias situaciones clínicas:
– Cánceres que, por su naturaleza, se consideran de amplia diseminación en el momento del diagnóstico. Aquí se incluyen la mayoría de neoplasias hematológicas, como leucemias, y algunos linfomas. En estos casos la quimioterapia se utiliza como tratamiento primario y con intención curativa o de prolongar la supervivencia.
– Cánceres con diseminación metastásica clínicamente evidente. La quimioterapia es sólo muy raramente curativa en el tratamiento de tumores sólidos metastásicos. Se administra con el objetivo de prolongar la vida o de paliar síntomas.
– Cánceres que, si bien parecen localizados, pueden
haber desarrollado micrometástasis clínicamente
indetectables. En ellos la terapia sistémica se da
en un intento de erradicar estas micrometástasis e
incrementar el porcentaje de curación tras la cirugía o la radioterapia .
Finalmente, si bien la ventaja principal de la
quimioterapia respecto la cirugía y la radioterapia
es su capacidad de llegar a la mayoría de células corporales, en algunas ocasiones se administra en regiones corporales concretas para tratar la enfermedad
localizada o en los denominados santuarios (áreas
corporales como el sistema nervioso central o los
testículos, en donde la mayoría de antineoplásicos
no penetran bien, pudiendo en ellas hallarse protegidas las células tumorales de los efectos de los quimioterápicos sistémicos).
RECUPERADO DE: https://www.sefh.es/bibliotecavirtual/fhtomo2/CAP14.pdf
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